Por Dr. Díaz-Pabón
Hoy podemos repetir las palabras del escritor bíblico con igual autoridad que hace dos mil años: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Pero aun cuando esta maravillosa verdad permanece inalterable, resulta conmovedor ver como Dios se hace comprensible a cada comunidad y raza. Se mostró al pueblo motilón en Sur América como el camino, a fin de ser seguido y como Dios de amor a los babembas en África para ganarlos sin palabras.
Del mismo modo, Pablo honra este principio hablando a los atenienses del “Dios no conocido” aquel a quien ellos adoraban sin conocer. Es un principio camaleónico. El camaleón no cambia su esencia ni su identidad, en una palabra, no deja de ser quien es. Sólo cambia su apariencia con el fin de familiarizarse y poder lograr su objetivo.
El apóstol lo explica a la iglesia en Corinto de esta manera:“a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.”Estaba muy lejos del corazón de Pablo la idea de imitar al mundo, mucho menos la de conformarse a su generación. Lo que sí estaba claro para él era la “Gran Comisión” que había recibido de su Señor y esta era la de hacer discípulos a las naciones.
Cualquier sacrificio es pequeño cuando se tiene un objetivo tan sublime. Hacerse siervo, hacerse judío o hacerse débil fueron meras camaleonadas que le abrieron puertas a Pablo para impartir bendición por medio de la predicación del evangelio.
Mis amados, los tiempos cambian y las formas y los estilos también. Si mi pastor, que ya está en el cielo, escuchara a Juan Luis Guerra cantar “Las Avispas”, se escandalizaría, mucho más si nos escuchara “dar un grito de júbilo”, peor aun si supiera que a las campañas ahora las llamamos “Festivales”.
La realidad es que Dios nunca ha cambiado su estrategia. Él nos disfraza constantemente para penetrar las filas del enemigo. No se trata de otra cosa sino de “La Operación Camaleón”. Qué nunca había oído hablar de eso. Puede ser. Pero de seguro usted también ha sido parte de “La Operación Camaleón”.
Dios ha penetrado cada oficina, fábrica, agencia gubernamental, hospital, cárcel, almacén, tienda, supermercado, escuela, universidad, industria, empresa, restaurante, en fin cada rincón de la ciudad con sus ministros. Y se preguntará usted, ¿de dónde sacará Dios tantos pastores? y ¿en calidad de qué los ubicará en esos lugares?
Pues bien, es fácil para el Señor. Una vez más, se trata de “La Operación Camaleón”. Para Dios cada creyente es un ministro. Un instrumento a través del cual el puede infiltrarse en cada lugar y establecer así una cabeza de playa para la penetración de su Reino.
Claro, debo explicar que no los lleva vestidos con cuello clerical. Aquí es donde “La Operación Camaleón” resulta más importante. Dios toma a sus ministros y los disfraza, a unos de médicos, a otros de maestros, estudiantes, obreros, zapateros, bomberos, agricultores, profesores universitarios, cocineros, contadores, amas de casa, políticos y mucho más. Todo esto para colarse en un corazón y llevarlo de las tinieblas a la luz.
Hola, hola, hola. Adelante agente camaleón. Me puede decir, ¿de qué le han disfrazado a usted
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