El fundador de los mormones, denominada Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, compró a un vendedor sin escrúpulos en el año 1835 un papiro, fruto del expolio arqueológico, tan común entonces, que se daba en el lejano Egipto.
Joseph Smith pensó que si ofrecía una traducción coherente a sus seguidores, podría mantener en el engaño al rebaño que le seguía, presentándose como un verdadero profeta y visionario, tal como explicó recientemente Vicente Jara, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).
El Libro de Abraham es el libro que escribió a partir de aquel ligero texto egipcio. Nace de la traducción veraz, “una traducción de los papiros mismos que escribió Abraham cuando estaba en Egipto, hecho por su propia mano”, según sus propias palabras. Dicho libro pasó en el año 1880 a formar parte del libro canónico o sagrado de los mormones Perla de Gran Precio.
En este tipo de visiones, traducciones y escritos de libros sagrados, se funda la verdad de la secta de los mormones de Salt Lake City. Sin ser un libro doctrinal para el grupo, el Libro de Abraham marca el modo de hacer de su fundador, que también tradujo las supuestas planchas doradas para El Libro de Mormón.
Si bien dicho papiro se pensó perdido en el famoso incendio de Chicago del año 1871, no fue tal, sino que en el año 1967 apareció, para gran expectación del mundo mormón: ahora sería posible comparar ese pedazo de papiro con los manuscritos de Joseph Smith y su traducción, y demostrar la verdad del fundador, y cómo Dios le dio tales dones interpretativos.
El estudio mostró cómo Joseph Smith usó menos de cuatro líneas del papiro para escribir 49 versos del Libro de Abraham, unas 2.000 palabras en inglés. También se mostró que su traducción nada tenía que ver con la verdad que encontraban los traductores egiptólogos y lingüistas expertos.
Lamentablemente para los mormones, que esperaban la confirmación de la historia que les contó su fundador y que siguen propagando, resultó que el papiro no tenía nada que ver con Abraham. Resultó que ese pedazo de papiro era un texto funerario de la religión egipcia, el denominadoLibro de los Suspiros, basado en el Libro Egipcio de los Muertos. Su fecha es apenas unos siglos antes del tiempo de Cristo, y no como contó el fundador mormón, de una antigüedad de 4.000 años a.C.
En consecuencia, se ha comprobado que el Libro de Abraham es una falsa traducción, y las referencias a Abraham son falsas, inventadas con apenas palabras del papiro, donde menos de 100 palabras reales fueron miles en la mente manipuladora de Joseph Smith. Así, una palabra, “Khons”, para Smith se convirtió en 177 palabras inglesas distintas.
Nada de lo que el profeta Smith dijo tiene sentido con la verdad sacada a la luz por los especialistas. No obstante, la secta de los mormones sigue siendo reacia a la verdad, verdad que sobre todo esconde a sus miembros. RIES
Fuente: AcontecerCristiano.net
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