martes, 20 de marzo de 2012

Judíos y cristianos en Jerusalén




Jerusalén ha sufrido cambios y buena parte de ella descansa bajo la actual. Por ello resulta imposible encontrar la ciudad de hace 2000 años. No obstante, sus calles continúan guardando el recuerdo del pasado.
A la presencia de los judíos, cristianos y musulmanes se une la comunidad armenia, establecida en la ciudad hace cientos de años. Las cuatro comunidades conforman una peculiar mezcla matizada por el vestir de cada uno de los religiosos. En la zona amurallada sobresale la presencia de iglesias, monasterios, sinagogas y mezquitas que anuncian los cuatro barrios y sus respectivas convicciones religiosas. De un lado, mientras se escucha el susurro de los judíos frente al Muro Occidental, se oyen entremezcladas las plegarias musulmanas y el replique de las campanas en las iglesias.
La vieja ciudad luce la muralla que la rodea por completo. Fue la sede del Templo sagrado de los judíos, donde se encontraba el Arca de la Alianza. El mismo sitio fue ocupado más tarde por la mezquita de La Roca, desde donde los musulmanes aseguran que el profeta Mahoma ascendió al cielo.
Ubicado al suroeste de la Ciudad Vieja, se encuentra el barrio judío. Cuenta con edificios de apartamentos, cafeterías y tiendas, ubicadas casi todas en el Cardo, una calle de tiempos romanos de la que aún se conservan columnas y parte de los pavimentos originales de adoquines.
Es en esta parte donde se puede apreciar mejor los sucesivos estratos históricos que conforman la ciudad y su herencia romana. Entre sus principales atractivos figuran la Casa Quemada (que data de tiempos de la construcción del Segundo Templo, en el año 538 a.c.) y por supuesto, el Muro Occidental.
El barrio cristiano
Es muy difícil diferenciar al barrio cristiano del musulmán. De hecho, los puestos de venta árabes están omnipresentes durante el trayecto de la Vía Dolorosa, donde está ubicado el Vía Crucis. Algunas estaciones están junto a las tiendas. Todas van, gradas arriba, hacia el más sagrado de los sitios para los cristianos de este lugar, el Santo Sepulcro.
Esta iglesia, (un amplísimo templo cuya custodia comparten cristianos, griegos ortodoxos, armenios, egipcios coptos y etíopes) es un enorme laberinto, cuya primera fase fue
construida por órdenes de Santa Elena en el siglo III, y en la que están ubicados las últimas cinco estaciones del Vía Crucis, por ser este el lugar en donde, según la tradición fue crucificado y enterrado Jesucristo y donde también tuvo lugar la resurrección.
El Santo Sepulcro es un sitio religioso de máxima importancia, relacionado especialmente con el cristianismo, particularmente católicos y ortodoxos. El lugar, llamado también Gólgota (en arameo, Golgotha, calavera) y donde según los Evangelios se produjo la crucifixión, entierro y resurrección de Cristo está ubicado dentro de la Ciudad Vieja de Jerusalén, la cual a su vez se ubica en la línea de confluencia entre la Jerusalén oriental (Árabe) y occidental (Judía). Siempre teniendo como única fuente los evangelios, pero confirmado por los trabajos arqueológicos, la tumba estaría situada en un jardín próximo a la roca o montaña, o montículo; los evangelios dicen lugar donde se produjo la crucifixión, llamada originalmente Gólgota y luego Calva-rio (lat. calvaria, calavera), o en griego kranion (cráneo). Ese lugar estaba muy próximo a la muralla herodiana de la ciudad de Jerusalén, e incluso comunicado con ella por una calle, pero extramuros, ya que las normas judías prohibían los entierros intramuros, salvo para el caso de los reyes. Ambos sitios, el Gólgota y la Tumba, están a pocos metros de distancia y entre ellos se encuentra la Piedra de la Deposición, lugar en donde dice la tradición el cuerpo de Jesús fue preparado después de ser bajado de la cruz para ser enterrado (Mateo 27, 59 y paralelos). El lugar fue evidentemente una cantera por la enorme riqueza lítica y la red de cavernas que se pueden observar, un sitio ideal para la construcción de tumbas, una actividad muy normal en la época, especialmente entre personas de buena posición social.
El nombre, "Gólgota", la "Calavera", viene probablemente de la semejanza que las formas de las rocas tenían, como se puede comprobar en los paisajes desérticos del Mar Muerto, aunque también se cree que es debido a la tradición de un lugar habitual de entierros, muchos de los cuales aún con-tinuarán bajo las piedras de la basílica, y durante el tiempo romano por ser lugar siniestro de los ajusticiamientos


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