Nancy Torero, resume su vida cristiana como una experiencia maravillosa. Pero no fue un camino fácil.
Todo empezó cuando tuvo que buscar colegio para sus hijos y encontró vacante para ellos en una escuela cristiana que quedaba cerca a su casa. De esa manera, los pequeños poco a poco fueron siendo cultivados con los valores instaurados en las Sagradas Escrituras.
Víctor Esteban, actual esposo de Nancy, recuerda que su vida estuvo plagada de problemas, entre los que podemos destacar el alcoholismo de su padre y la violencia familiar.
Ambos no imaginaron que el Colegio Internacional Elim se convirtiera en el puente para su conversión. “Poco a poco me empezó a gustar la predicación de la Palabra de Dios y en cuando estaba con los hermanos me sentí cono en familia”, cuenta Nancy.
Su hijo menor tenía un problema de locomoción y eso la hizo aferrarse más a Dios a pesar de la oposición de su conyugue.
“Un día que llegué ebrio, decidí ir al templo para sacar de allí a mi esposa, pero al ingresar a la reunión sentí mucha paz”, narra Víctor.
Cierto día, y tras varias recaídas, Víctor decidió retornar al templo. En ese lugar, hace 17 años, decidió seguir a Jesucristo. “A los tres días de mi conversión mi hijo comenzó a caminar de manera milagrosa”, añade uno de los protagonistas de esta historia.
Ahora la familia en su totalidad le sirve a Dios y espera que muchos encuentren la felicidad que ellos tienen.
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