Rev. Luis M. Ortiz
“Y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado; desatadlo y traedlo. Y si alguno os dijere: ¿Por qué hacéis eso? decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.” Marcos 11:2, 3.
Nuestro Señor Jesucristo, para realizar y consumar su gloriosa obra de redención tuvo la ayuda y cooperación de amigos y seguidores. Le prestaron un pesebre para nacer; se reunía con sus discípulos en un cenáculo prestado; le pescaron un pez en cuya boca traía una moneda para que Él pagara sus impuestos; le recibían y hospedaban en el hogar de amigos y creyentes; le prestaron una barca para predicar; algunas mujeres le servían con su dinero; le prestaron una tumba para sepultarle.
¿Ves? En el pasaje citado arriba, el Señor mandó a buscar un ¡pollino atado! Y cuando los dueños preguntaran por qué llevaban el pollino, los mensajeros debían responder: “EL SEÑOR LO NECESITA.”
Amado, y hoy día es igual. La verdadera Obra de Cristo marcha adelante, no con el sobrante de los ricos, ni con los grandes fondos detenidos de las grandes denominaciones y concilios, sino con el esfuerzo de los que menos tienen, quienes ponen a disposición del Maestro y de Su Obra, todo lo que tienen y todo lo que Él necesite.
Esta Obra Misionera y de evangelización mundial está marchando adelante con el esfuerzo, la oración y la cooperación financiera de muchos hermanos muy pobres, pero que lo dan todo, todo lo que el Señor necesite, como la viuda del pasaje bíblico. Hay hermanos que comparten sus ganancias en sus negocios con esta Obra; otros venden ropa y otros artículos; otros colectan dinero en alcancías en la calle, etc. Todos movidos por el Espíritu Santo y por su amor a Cristo y a Su bendita Obra.
Mi hermano, mi amigo, préstele usted también a Cristo hoy, para que Su obra redentora se esparza por todo el mundo. Sírvale a Cristo con todo lo que usted tiene. “EL SEÑOR LO NECESITA.” Ponga a disposición de Cristo su tiempo, su persona, su hogar, su familia, su trabajo, su dinero, su negocio, su automóvil, su barca, su pollino, su finca, su vida... pues dice el Señor, que “todo el que quiera salvar su vida (retener todo para sí), la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del Evangelio, la salvará.” (Marcos 8:35).
Note que el pasaje bíblico termina diciendo: “Y LUEGO LO DEVOLVERÁ”. El Señor siempre devuelve con creces. Pruebe.
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