martes, 13 de marzo de 2012

Capernaum, cuna del cristianismo




Al ser rechazado en Nazaret, Jesús se trasladó a Capernaum, uno de los pueblos sobre el mar de Galilea. Esta región tenía una pujante industria agrícola y pesquera, y una población bastante grande dependía de ella.
Acerca de estas tierras, el historiador Flavio Josefo escribió: "Son muy buenas y fértiles, llenas de todo género de árboles, en tanta manera, que mueven con su fertilidad a la labranza a los que de ellos no tienen ni voluntad ni costumbre. Por esta causa no hay lugar en todas ellas sin que sea labrado por los que allí habitan, ni hay parte alguna de tierra que esté ociosa" (Guerras de los judíos, libro 3, capítulo 2). Jesús basó muchas de sus parábolas en ejemplos de la vida diaria y de las actividades típicas de esa región.
Capernaum, que significa "pueblo de Nahum", fue identificado en 1838 y ha sido excavado extensamente durante el siglo 20.
El profesor John Laughlin, quien participó en las excavaciones, comenta: "Con los datos que tenemos podemos deducir que en esa época Capernaum era un pequeño poblado a orillas del mar de Galilea, con una población que probablemente no pasaba de mil personas. Los pocos restos arquitectónicos que aún se conservan, indican que los edificios eran espaciosos y bien construidos con piedras pulidas y mucho yeso.
Esto da a entender que el pueblo floreció económicamente durante el tiempo de Jesús. Su ubicación en una encrucijada de importantes rutas comerciales, las tierras fértiles que lo circundaban y la abundante pesca, eran factores que contribuían a su desarrollo económico
"Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de eposo. Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga. Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba" (Lucas 4:31, 38, 40).
Los arqueólogos han encontrado en Capernaum los restos de una hermosa sinagoga, construida de piedra caliza, que se remonta al siglo cuarto o quinto de nuestra era. Pero lo que causó más revuelo fue el descubrimiento que se hizo en 1960 y que reveló que debajo de esa estructura yacían los cimientos de una sinagoga más antigua, hecha de basalto, la piedra más común en esa zona, y que aparentemente data de los tiempos de Jesús.
Los evangelios también contienen detalles de las condiciones climáticas que imperaban alrededor del mar de Galilea: "Despidiendo a la multitud, [los discípulos] le tomaron [a Jesús] como estaba, en la barca Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba" (Marcos 4:36-37).



La mayoría de los discípulos de Jesús vivían cerca del mar de Galilea, y varios de ellos eran pescadores. Los evangelios describen fielmente la vida y las labores del pescador contemporáneo, así como los peligros que de vez en cuando se presentaban al pescar en el lago.
El ministerio de Jesús en Nazaret no duró mucho tiempo. Cuando entró en la sinagoga y reveló que él era el Mesías, todos los que estaban ahí rechazaron su mensaje e intentaron asesinarlo: "Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.
Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. Descendió Jesús a Capernaum" (Lucas 4:28-31). Al terminar su ministerio en Nazaret, Jesús dijo: "De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra" (v. 24).

Sitio de residencia
Durante los intervalos que transcurrían entre sus viajes de un lugar a otro, Jesús moraba en Capernaum, y esta localidad llegó a ser conocida como su ciudad. Estaba a orillas del mar de Galilea, y cerca de los confines de la hermosa llanura de Genesaret, sino, en realidad, sobre  ella.

La profunda depresión del lago da a la llanura que rodea sus orillas el agradable clima del sur. Allí prosperaban en los días de Cristo la palmera y el olivo; había huertos y viñedos, campos verdes y abundancia de flores para matizarlos alegremente, todo regado por arroyos cristalinos que brotaban de las peñas. Las orillas del lago y los collados que lo rodeaban a corta distancia, estaban tachonados de aldeas y pueblos.
El lago estaba cubierto de barcos pesqueros. Por todas partes, se notaba la agitación de una vida activa.
Capernaum misma se prestaba muy bien para ser el centro de la obra de Jesús. Como se encontraba sobre el camino de Damasco a Jerusalén y de Egipto al mar Mediterráneo, era un punto de mucho tránsito. Gente de muchos países pasaba por la ciudad, o quedaba allí a descansar en sus viajes de un punto a otro. Allí Jesús podía encontrarse con representantes de todas las naciones y de todas las clases sociales, tanto ricos y encumbrados, como pobres y humildes, y sus lecciones serían llevadas a otras naciones y a muchas familias. Así se fomentaría la investigación de las profecías, la atención sería atraída al Salvador, y su misión sería presentada al mundo.
Son varias las razones por las cuales Jesús se ubica en Capernaum. El texto da una que es el cumplimiento de la profecía de Isaías IX que señalaba esos territorios como el lugar de donde vendría el Salvador. Esto es así pero no es el único motivo, ya que Jesús se mostró siempre bastante libre frente a las Escrituras.
En ocasiones las cumplía y en otras las superaba. En este caso también hay cuestiones de estrategia. Jesús elige Galilea porque era una región lejana de la capital Jerusalén y de Cesarea, capital romana de la provincia , en consecuencia una zona menos vigilada y controlada. Si los primeros atisbos de predicación por Juan lo habían conducido a la cárcel, era necesario encontrar un lugar donde fuera posible diseminar el evangelio. Otra razón fue que el mar de Galilea era un lugar propicio para encontrar discípulos aptos para su tarea.
El testimonio son las ruinas
Cristo profetizó la caída de Capernaum, y actualmente, sus montones esparcidos de piedra de basalto negro se extienden por un kilómetro y medio a lo largo de la costa del mar. Los más importantes de éstos son las ruinas de una estructura de forma octagonal, que se señala ahora como la casa de Pedro y las ruinas de una de las mejores sinagogas de Galilea.
Todo el trabajo de excavación en este lugar se ha limitado a la sinagoga. Era una estructura de dos pisos con un tejado de dos aguas de 18 x 24 metros orientada hacia Jerusalén. Hacia su costado oriental, se encontraba un atrio provisto de pórticos. La sinagoga misma estaba edificada de piedra caliza blanca, y en su interior había una hilera de columnas a cada lado, que estabilizaba el edificio y que hacía posible los balcones en el segundo piso para las mujeres que asistían al culto.
Las decoraciones en el friso interior, en la cornisa y en los dinteles de las puertas de esta sinagoga son de gran variedad. Incluyen semejanzas de plantas, de animales, de pájaros y de criaturas mitológicas, así como de diseños geométricos. Allí se encuentran los símbolos tradicionales sagrados de los judíos, tales como el candelero de siete brazos (menorá) y la estrella de seis puntas (Magen David).
En el friso hay un relieve que representa claramente el arca del pacto, que iba delante del pueblo de Israel durante su recorrido por el desierto. En una de las columnas de piedra caliza blanca hay una inscripción en arameo que dice: "HLPW, hijo de Zebida, hijo de Johanán, hizo esta columna. Que sea bendito". Estos nombres pueden corresponder a Alfeo, a Zebedeo y a Juan, mencionados en el Nuevo Testamento en la lista de los discípulos de Jesús y de sus familias (Marcos 3:17-18). En la actualidad recibe el nombre de Ain et-Tabighah


Fuente: AURORA .TODO SOBRE ISRAEL Y JUDAÍSMO EN ESPAÑOL.

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