La clave para tratar uno de los tipos más comunes de la leucemia humana -la leucemia mieloide aguda (LMA)- puede estar en las mutaciones en un gen llamado FLT3, según una nueva investigación, dirigida por científicos de la Universidad de California, en San Francisco (EE.UU.).
Publicado esta semana en Nature, el trabajo valida ciertas mutaciones activadoras en el gen FLT3, como objetivos para la terapia de la leucemia mieloide aguda, un hallazgo de importancia crítica para el desarrollo de nuevos fármacos. «Estas mutaciones son de alta importancia para la supervivencia de las células leucémicas que las protegen», afirma Neil Shah, quien dirigió la investigación, «nuestros resultados también identifican las mutaciones resistentes a los medicamentos en el FLT3, las cuales representan objetivos de alto valor para el futuro desarrollo futuro de fármacos».
El nuevo trabajo también sugiere el motivo por el que antiguos medicamentos, desarrollados para tratar la leucemia mieloide aguda, han fracasado previamente en los ensayos clínicos. El problema con estos medicamentos no fue la falta de precisión, sino de eficacia: su objetivo era el objetivo correcto, pero no lograban alcanzarlo con la suficiente fuerza.
Combatir el cáncer
El objetivo de la nueva terapia es eliminar las células cancerosas, por completo -años de descubrimientos indican que muchas personas con leucemia mieloide aguda tienen mutaciones en el gen FTL3, lo cual llevó a los científicos a especular que la focalización en este gen mutado puede ser una forma efectiva de combatir el cáncer. La causa de los fracasos anteriores se reduce a una de dos razones posibles: o bien las mutaciones en FTL3 no son clave para el desarrollo del cáncer y para que las células de leucemia sobrevivan, o bien las drogas utilizadas no podían alcanzar el grado necesario de la inhibición del gen FLT3.
Ahora, el nuevo trabajo de Shah, y sus colaboradores, ha demostrado que el fracaso se debía a la última opción mencionada. Los investigadores trabajaron con ocho pacientes con leucemia que participaban en un ensayo clínico con un compuesto conocido como AC220, el primer inhibidor clínicamente activo del FLT3; los ocho pacientes recayeron después de lograr remisiones con AC220.
En colaboración con Pacific Biosciences, una compañía de Menlo Park, en California, se adaptó una nueva tecnología de secuenciación para detectar, de forma más sensible y precisa, las mutaciones resistentes a los medicamentos. El equipo demostró que, en los ocho casos, una o más de estas mutaciones evolucionaron en el momento en que la enfermedad resistente al AC220 continuó desarrollándose. Ahora, los científicos están buscando compuestos que puedan dirigirse específicamente a estas mutaciones resistentes al AC220, y ya han identificado varios candidatos prometedores, uno de los cuales, está siendo evaluado en un ensayo clínico, en la UCSF, por Catherine Smith, que trabaja en el laboratorio de Sha y es coautora del artículo.
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