Más de un billón de dólares estadounidenses (US$1.000.000.000.000) se paga cada año en sobornos, según las investigaciones que llevó a cabo el Instituto del Banco Mundial. Esta cifra es una estimación de las coimas pagadas en todo el mundo, tanto en países ricos como en países en desarrollo.
La cifra de un billón de dólares,calculada utilizando datos económicos de los años 2001 y 2002, contrasta con la magnitud estimada de la economía mundial, que en ese entonces se calculaba en algo más de US$30 billones, dice Daniel Kaufmann, director de gobernabilidad del mencionado Banco Mundial, y no incluye la malversación de fondos públicos ni el robo de bienes públicos.
Es sumamente difícil evaluar la magnitud mundial de la malversación de fondos públicos, “pero sí sabemos que en muchos casos se trata de un problema realmente grave”.
Transparencia Internacional estima, por ejemplo, que el antiguo líder indonesio Suharto desfalcó entre US$15.000 millones y US$35.000 millones de su país, mientras que Ferdinand Marcos en Filipinas, Mobutu en Zaire y Abacha en Nigeria pueden haber malversado hasta US$5.000 millones cada uno.
Kaufmann observa que el cálculo de los montos totales de las transacciones corruptas no es más que una parte del costo total de la corrupción, que constituye un obstáculo importante para reducir la pobreza, la desigualdad y la mortalidad infantil en las economías emergentes.
Las investigaciones realizadas por el Instituto indican que los ingresos nacionales de los países que combaten la corrupción y mejoran el imperio de la ley pueden aumentar hasta cuatro veces en el largo plazo y que la mortalidad infantil puede disminuir hasta un 75%.
Contribución al desarrollo
Según Kaufmann, no es sorprendente que combatir la corrupción y mejorar la gobernabilidad puedan dar un impulso importante a un país en desarrollo.
Países como Botswana, Chile, Costa Rica y Eslovenia, que han reducido la corrupción a niveles comparables a los de muchos países industrializados ricos, ponen en tela de juicio la idea muy generalizada de que un país debe hacerse rico para poder combatir la corrupción.
Investigaciones en que se utiliza una amplia base de datos sobre gobernabilidad de 200 países demuestran, de hecho, que al mejorar la gestión de los asuntos públicos, el imperio de la ley y el control de la corrupción, se eleva el ingreso nacional per cápita.
Muchos éxitos a nivel de los proyectos ilustran también lo que es factible, tales como la “libreta de calificaciones” que preparan los ciudadanos en Bangalore (India), cuyo resultado ha sido un aumento en el grado de satisfacción de la ciudadanía con los organismos locales y una disminución de la corrupción; o los estudios de seguimiento del gasto público en Uganda, que permitieron reducir las fugas presupuestarias en las escuelas locales.
Batalla contra la corrupción
Según Kaufmann, se ha avanzado en la lucha contra la corrupción en algunos sentidos, pero todavía queda mucho por hacer. Los problemas más graves aún no están resueltos; para ello se necesitará una enorme voluntad política de parte de los gobiernos nacionales, el sector privado (incluidas las empresas multinacionales) y los organismos internacionales.
Las investigaciones confirman que algunos países han tenido éxito, mientras que otros han fracasado. Se han obtenido buenos resultados en algunos países, ciudades e instituciones. Sin embargo, la preocupante realidad es que por cada logro ejemplar ha habido inacción o deterioro en otros casos.
“No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos”
Deuteronomio 16:19.
No hay comentarios:
Publicar un comentario