Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.” 1 Juan 4:7. “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen”, Mateo 5:44.
«Estaba en la cárcel gravemente enfermo. A mi derecha yacía un cristiano llamado Iscu, quien había sido golpeado y torturado brutalmente por su fe. Él agonizaba, sin embargo estaba tranquilo. Acostado a mi izquierda estaba el hombre que lo había torturado hasta dejarlo medio muerto, y cuyos compañeros a su vez lo habían detenido y maltratado. Ahora él también estaba a punto de morir.
Nunca olvidaré esa escena, ese gesto de amor hacia el hombre que lo había golpeado tan brutalmente y que era responsable de su pronta muerte. A su gesto añadió: «Lo he perdonado de todo corazón, lo amo; pero Jesús, el Hijo de Dios, el amor encarnado, lo ama y sólo él puede borrar sus pecados para siempre. Acuda a él, quien le espera pacientemente. Él también quiere perdonarlo; pero es necesario que usted se arrepienta».
En aquella celda fui testigo del arrepentimiento del verdugo, quien confesó todos sus crímenes ante Dios y ante aquel a quien había torturado. Oraron juntos, se abrazaron, e Iscu volvió con mucha dificultad a su lecho. Murieron la misma noche, los dos en paz con su Salvador.» R. W.
Fuente: amen-amen.net
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