Rev. Alberto Ortega
“No mirando nosotros las cosas que no se ven, sino las que no se ven, pues las que se ven, son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:18.
Uno de los conflictos más profundos de nuestra naturaleza humana es lo que vemos, tomamos decisiones por lo que vemos, tomamos posiciones por lo que vemos, hablamos por lo que vemos. Lo que vemos se torna en un elemento incuestionable, moldea nuestros pensamientos, activa nuestras capacidades intelectuales, emocionales, espirituales.
La Palabra de Dios establece que el cristianismo no debe moverse por las cosas que se ven, sino nos exhorta a mirar lo que no se ve. Esto nos parecerá imposible, mirar tiene que ver con lo visible, lo tangible, lo palpable, pero nuestro Dios nos llama a mirar lo que no se ve.
Muchos han fracasado por lo que vieron en un momento determinado. Eva escuchó lo que Satanás le describía, después miró el fruto prohibido como algo agradable a sus ojos, y finalmente trajo la ruina para toda la humanidad. Acán vio en Jericó el manto babilónico, el lingote de oro; se deslumbró con aquella fuente de riqueza, pero no miró el mandato de Diosque prohibía tomar cosa alguna de la ciudad.
Acán desobedeció a la orden de Dios, lo que viole hizo creer que era rico, enterró en medio de su tienda el anatema; pero éste le arruinó y lo enterró con toda su familia ¡Triste final para un hombre que combatió en Jericó!
Demas, obrero y colaborador del apóstol Pablo, empezó a mirar este mundo y acabó amando más el mundo que a Dios, se apartó del Señor y de la Obra de Dios, se perdió. ¡Qué triste resulta ser eliminado de la salvación y del ministerio por mirar las cosas que se ven!
Especialmente, cuando pasamos por pruebas, padecimientos, es cuando más tenemos que velar en lo que miramos, en lo que se nos ofrece a la vista.
Pablo nos expone la lista de las distintas facetas del sufrimiento por donde tuvo que pasar por causa de la Obra de Dios, nos dice: “Atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús… entregados a muerte por cusa de Jesús…” (2 Corintios 4:8-11).
Pablo llama todo estos padecimientos: Una“leve tribulación” (2 Corintios 4:17), ¿por qué? Porque estaba mirando las cosas que no se ven. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1).
Cuando nos ponemos a mirar lo que no seve, echamos mano de la fe. Moisés “se sostuvocomo viendo al Invisible” (Hebreos 11:27). Mirar lascosas que no se ven es mirar al Invisible, es mirar al Dios vivo y verdadero.
Amado hermano, quizá lo que usted está viendo lo desorienta, lo entristece, lo hace sufrir ¿Qué tal si mira ahora lo invisible? Como el siervo de Eliseo, empezará a ver las cosas que no se ven, verá que son más numerosos los que están con usted que los que están en su contra, verá las cosas que están escondidas en Cristo nuestro Redentor.
No hay pena, ni sufrimiento que Dios permita venir a nuestra vida sin tener un propósito; no hay situación en la cual Dios permita que alguno de sus hijos e hijas pasen sin pensar en darle “un excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17).
Permítale a Dios guiarle en ese proceso, deje que le conduzca por la mano, mírelo a Él y vea las cosas que no se ven. Dios le bendiga.
Fuente: Impacto Evangelistico
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