Algunos de los rollos del mar Muerto, que nunca
antes habían sido exhibidos fuera de Israel, han estado circulando últimamente
por diferentes museos en otros países. Estos rollos nos permiten echar una
ojeada a la asombrosa exactitud con que se transmitió el texto del Antiguo
Testamento a lo largo de tantos siglos.
Los Rollos del mar Muerto son una colección de
aproximadamente 900 documentos que contienen, además de otra literatura
religiosa, secciones de la Biblia hebrea completa, excepto el libro de Ester.
Los rollos varían en antigüedad, desde el tercer siglo a.C. hasta el primer
siglo d.C.
Cuando estos manuscritos fueron descubiertos en
varias cuevas de la región al noroeste del mar Muerto, cerca de Qumrán, sitio
considerado por la mayoría de los arqueólogos como la antigua sede de la
comunidad de judíos esenios, los eruditos se preguntaban cuántas discrepancias
encontrarían entre ellos y el texto del Antiguo Testamento usado para la
traducción de nuestras Biblias modernas, cuyas copias más antiguas datan del
siglo décimo de nuestra era. Más de mil años habían transcurrido entre las dos
versiones. ¿Cuánta similitud habría entre ellas?
Increíblemente, cuando los investigadores
compararon las dos versiones encontraron que ambas encajaban casi palabra por
palabra. Por ejemplo, el rollo del mar Muerto que contiene el libro completo de
Isaías y que mide ocho metros de largo, fue comparado con el texto masorético,
la base de nuestro Antiguo Testamento moderno, que data del siglo décimo. Los
investigadores concluyeron que eran idénticas en prácticamente todos los
aspectos.
El erudito bíblico GleasonArcher afirma: “Aun
cuando las dos copias de Isaías descubiertas en 1947 en la cueva No. 1 de
Qumrán, cerca del mar Muerto, tenían mil años más que el manuscrito más antiguo
hasta entonces conocido (980 d.C.), éstos demostraron ser idénticos, palabra por
palabra, a nuestra moderna Biblia hebrea en más del 95 por ciento del texto. El
cinco por ciento de variación consistió principalmente en evidentes errores de
ortografía y diferencias gramaticales… no afectan en lo más mínimo el mensaje
revelado” (A Survey of Old TestamentIntroduction [“Introducción general al
Antiguo Testamento”], 1974, p. 25).
Esta es la contribución más grande que han hecho
los rollos del mar Muerto a los estudios bíblicos. Han confirmado la fidelidad
del Antiguo Testamento que tenemos actualmente en nuestras Biblias. “Los
eruditos detractores de la Biblia —afirma el investigador GarryBrantley— ponían
en duda la exactitud del texto masorético, que constituye la base de nuestras
versiones del Antiguo Testamento, ya que había un enorme lapso cronológico entre
él y los autógrafos [documentos originales]. Debido a esta incertidumbre, estos
eruditos con frecuencia ‘corregían’ el texto con bastante libertad.
”Sin embargo, Qumrán ha revelado los restos de
una antiquísima edición masorética que antecede a la era cristiana, en la cual
se basa el texto masorético tradicional. Cuando se comparó el texto masorético
con este texto más antiguo se hizo evidente la asombrosa exactitud con que los
escribas copiaron los textos sagrados. Por lo tanto, la integridad de la Biblia
hebrea fue confirmada y esto ha hecho que en general haya ganado un mayor
respeto entre los eruditos y que la alteración de su texto se haya reducido
drásticamente” (“TheDead Sea Scrolls and BiblicalIntegrity” [“Los rollos del mar
Muerto y la integridad de la Biblia”], abril del 1995).
De hecho, se ha encontrado que el texto
masorético que poseemos en la actualidad ¡ha sido transmitido con más cuidado
que la versión de los rollos del mar Muerto. Al compararlos, se ha concluido que
el rollo más grande del mar Muerto, el de Isaías, tiene más errores
ortográficos, y eso es lo que sucede por lo general cuando se comparan el texto
masorético y los rollos del mar Muerto.
Y ¿qué se puede decir acerca del texto del Nuevo
Testamento? ¿Qué tan exacto es? De los miles de copias antiguas o fragmentos de
copias que se conocen, el 98 por ciento de los textos del Nuevo Testamento
concuerdan. Las diferencias que existen son principalmente errores de ortografía
o añadiduras de los escribas, que se descartan fácilmente.
Como observó el gran erudito bíblico Sir
FredericKenyon después de examinar los textos del Antiguo y del Nuevo Testamento
(y esto sigue siendo aún más válido en nuestros días): “Un cristiano puede tomar
la Biblia entera en sus manos y decir, sin temor ni duda, que ella es la
verdadera palabra de Dios, que ha sido transmitida de generación en generación a
lo largo de los siglos sin haber perdido nada de su esencia” (OurBible and
AncientManuscripts [“Nuestra Biblia y los manuscritos antiguos”], 1939, p.
23).
Fuente: Impacto Evangelistico
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