miércoles, 22 de agosto de 2012

Cristianismo real

Libro histórico, expresión viva de la fe evangélica. Escrita por el inglés William Wilberforce en 1797, y actualizada por Bot Beltz en 2007, la obra analiza el valor del auténtico convencimiento en Dios en un mundo marcado por el mal.
Obra clásica
de una de las figuras más sorprendentes de la historia inglesa: William Wilberforce, "Cristianismo Real", doscientos quince años después de su primera publicación sigue teniendo relevancia aun hoy. Lleno de espiritualidad y pasión, el libro, reactualizado en 2007 por el Doctor Bob Beltz, cobija una serie de principios críticos para vivir una vida cristiana genuina. Un cúmulo de verdades que, nacidas para luchar contra la esclavitud en pleno auge de la expansión colonial británica, se mantienen de pie e intactas a pesar del paso del tiempo como un roble añejo y fructífero.
 
Entender el cristianismo no es algo que se logre sin esfuerzo. Prácticamente, cualquier ejemplo del mundo natural no enseña ese principio. La forma en que debemos esforzarnos para disfrutar todas las cosas buenas que Dios nos provee ilustra esta lección. Nadie esperaría alcanzar la cumbre del éxito en educación, arte, finanzas o atletismo sin un alto grado de esfuerzo y perseverancia. Solemos usar la expresión: "¡realmente debes quererlo!" Crecer en nuestra fe requiere lo mismo. El cristianismo está basado en una revelación de Dios que está llena de información que la mente natural jamás podría haber imaginado.
 
Wilberforce, nacido en la ciudad inglesa de Hull en 1759, se comprometió a lo largo de toda su existencia a promover una renovación moral y cultural en Gran Bretaña. Al respecto, en su diario personal escribió una nota, fechada el 28 de octubre de 1787, en la que afirmó que Dios había puesto ante él dos grandes objetivos: la supresión del comercio de esclavos y el trabajo en la reforma moral. Como una luz en medio de las tinieblas, William trabajó muchísimo para compartir su visión cristiana del mundo. Sin dudas, el aspecto más perdurable de su defensa de las verdades del Evangelio fue "Cristianismo Real", editada en 1797, que se convirtió de inmediato en un éxito de ventas.
 
El orgullo humano se niega a enfrentar la verdad. Incluso, la mayoría de quienes profesan el cristianismo, tienden a pensar que la naturaleza de la humanidad es básicamente buena y solo se sale de su cauce por el poder de la tentación. Ellos creen que el mal y el pecado son la excepción, y no la regla.
 
El lenguaje de las Escrituras no es para ser tomado a la ligera. Enseña que el hombre es una criatura apóstata, caída de su original inocencia, degradada en su naturaleza, depravada en su forma de pensar, inclinada hacia el mal, no bueno, y afectado por el pecado hasta el centro mismo de su ser. El hecho de que no queramos aceptar estas verdades es la evidencia de su veracidad.
 
VERDADES ESENCIALES
 
Desde su aparición esta obra, inspirada en el amor del Todopoderoso, tocó muchas vidas en Inglaterra, Estados Unidos, Europa y el resto del planeta. Como un diamante, brillante y cristalino, sus características particulares provocaron la atención de millones de humanos sedientos de la luz de Jesucristo. Y es que, escrito con la idea de analizar la fe y promover el bienestar de nuestro prójimo, el libro descubrió todo lo que la Biblia enseña sobre lo que significa creer en Cristo y destapó las verdades esenciales del cristianismo.
 
Jesús no es un remoto concepto abstracto. Es una persona. Él no está "allí afuera", en cualquier lado. Hay un fino velo que nos separa de Él. Él está presente. Lo que obstruye nuestra visión no cambia el hecho de que Él está allí. Quizá no lo veamos, pero eso no impide que sepamos que Dios está allí. La auténtica fe tiene otras formas de hacer contacto. Podemos saber que Él está cuidando de nosotros. Y aunque no lo veamos físicamente, creemos que pronto llegará el día en que lo veremos.
 
Dividido en siete capítulos, "Cristianismo Real", como un espejo liso y brillante, es el fiel reflejo de su inventor. Wilberforce, político evangélico determinante en la historia del imperio británico, se erigió en su época como valeroso luchador cristiano que fue en contra de lo establecido y enarboló las banderas del Rey de reyes. Su visión, sus ideas y sus juicios evangélicos se extendieron a sus conciudadanos británicos, y del planeta entero, a través de una corriente dogmática que él llamó el "cristianismo vital y auténtico".
 
Habiendo hecho un compromiso con Cristo, debemos entregarnos sin reservas al servicio de nuestro Rey. Ya no somos nuestros. Ahora pertenecemos a Cristo. Debemos convertirnos en instrumentos apartados para honra y gloria de Dios. Este es el principio fundamental que debe guiar todo lo que hacemos. Cualquiera haya sido la fuerza motivadora de nuestra vida antes de conocer a Cristo debe ser abandonada o relegada a un segundo lugar. Debemos someternos al Señorío de Cristo. El lema de la fe auténtica es: "hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31).
 
Modernizada por Beltz, en 2007 tras la producción de la película "Gracia Asombrosa", basada en la vida de Wilberforce, esta obra en la actualidad reboza de validez, vigor y utilidad. Según Beltz, pastor evangélico y reconocido escritor y productor de cine, rejuveneció el texto original, escrito con el estilo lingüístico de fines del siglo dieciocho, con la esperanza e intención de que las nuevas generaciones puedan descubrir la magnífica creación de Wilberforce y el mensaje eterno que nos entregó en 1797.
 
Un buen barómetro de la autenticidad de nuestra fe es cómo respondemos a los ataques de los que nos tratan como si estuvieran sobre nosotros. La verdadera humildad maneja dicho trato con la gracia. Cuando no tomamos represalias contra quienes nos ofenden, abrimos la puerta para la reconciliación con nuestro adversario.
 
Es otra virtud de la auténtica fe que se valore más el logro moral que el logro intelectual. Llama a los creyentes a buscar la excelencia moral más que el conocimiento. Esto contrasta con muchas de las así llamadas religiones de misterio que conducen a sus seguidores a un supuesto conocimiento más profundo que se transforma en la fuente de su salvación.
 
FE FIDEDIGNA
 
Según Beltz si usted lee con atención "Cristianismo Real" descubrirá cómo los conceptos del pecado, el mal y la depravación han sido suavizados. Encontrará dentro de sus páginas que las creencias principales del movimiento evangélico real han sido distorsionadas. Asimismo, le servirá como una prueba de la autenticidad de sus propios valores espirituales y hallará que el análisis que hizo Wilberforce acerca de lo que significa tener una fe fidedigna, resuena fuertemente aun hoy en pleno inicio del siglo veintiuno.
 
En tiempos como los que estamos viviendo, las ideas de obediencia radical y abnegación se desvanecen en el trasfondo. Aun cristianos fieles se hacen blandos y más tolerantes de la decadencia moral del mundo que los rodea. En general, la mayoría de los hombres y mujeres piensan poco en los temas relacionados con la fe. Dado que la mayoría de los cristianos nominales no piensan mucho en la fe ni dedican tiempo a estudiar la Biblia, no debería sorprendernos que no estén familiarizados con los principios fundamentales de la auténtica fe cristiana. Solo aquellos principios o doctrinas que encajan con el tenor de la cultura son observados como práctica común. Las verdades que están en marcado contraste con el sistema de la cultura son casi totalmente olvidadas

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