Libro histórico, expresión viva de la fe evangélica. Escrita por el
inglés William Wilberforce en 1797, y actualizada por Bot Beltz en 2007,
la obra analiza el valor del auténtico convencimiento en Dios en un
mundo marcado por el mal.
Obra clásica
de una de las figuras más sorprendentes de la historia inglesa: William
Wilberforce, "Cristianismo Real", doscientos quince años después de su
primera publicación sigue teniendo relevancia aun hoy. Lleno de
espiritualidad y pasión, el libro, reactualizado en 2007 por el Doctor
Bob Beltz, cobija una serie de principios críticos para vivir una vida
cristiana genuina. Un cúmulo de verdades que, nacidas para luchar contra
la esclavitud en pleno auge de la expansión colonial británica, se
mantienen de pie e intactas a pesar del paso del tiempo como un roble
añejo y fructífero.
Entender el cristianismo no es algo que se logre sin esfuerzo.
Prácticamente, cualquier ejemplo del mundo natural no enseña ese
principio. La forma en que debemos esforzarnos para disfrutar todas las
cosas buenas que Dios nos provee ilustra esta lección. Nadie esperaría
alcanzar la cumbre del éxito en educación, arte, finanzas o atletismo
sin un alto grado de esfuerzo y perseverancia. Solemos usar la
expresión: "¡realmente debes quererlo!" Crecer en nuestra fe requiere lo
mismo. El cristianismo está basado en una revelación de Dios que está
llena de información que la mente natural jamás podría haber imaginado.
Wilberforce, nacido en la ciudad inglesa de Hull en 1759, se
comprometió a lo largo de toda su existencia a promover una renovación
moral y cultural en Gran Bretaña. Al respecto, en su diario personal
escribió una nota, fechada el 28 de octubre de 1787, en la que afirmó
que Dios había puesto ante él dos grandes objetivos: la supresión del
comercio de esclavos y el trabajo en la reforma moral. Como una luz en
medio de las tinieblas, William trabajó muchísimo para compartir su
visión cristiana del mundo. Sin dudas, el aspecto más perdurable de su
defensa de las verdades del Evangelio fue "Cristianismo Real", editada
en 1797, que se convirtió de inmediato en un éxito de ventas.
El orgullo humano se niega a enfrentar la verdad. Incluso, la mayoría
de quienes profesan el cristianismo, tienden a pensar que la naturaleza
de la humanidad es básicamente buena y solo se sale de su cauce por el
poder de la tentación. Ellos creen que el mal y el pecado son la
excepción, y no la regla.
El lenguaje de las Escrituras no es para ser tomado a la ligera. Enseña
que el hombre es una criatura apóstata, caída de su original inocencia,
degradada en su naturaleza, depravada en su forma de pensar, inclinada
hacia el mal, no bueno, y afectado por el pecado hasta el centro mismo
de su ser. El hecho de que no queramos aceptar estas verdades es la
evidencia de su veracidad.
VERDADES ESENCIALES
Desde su aparición esta obra, inspirada en el amor del Todopoderoso,
tocó muchas vidas en Inglaterra, Estados Unidos, Europa y el resto del
planeta. Como un diamante, brillante y cristalino, sus características
particulares provocaron la atención de millones de humanos sedientos de
la luz de Jesucristo. Y es que, escrito con la idea de analizar la fe y
promover el bienestar de nuestro prójimo, el libro descubrió todo lo que
la Biblia enseña sobre lo que significa creer en Cristo y destapó las
verdades esenciales del cristianismo.
Jesús no es un remoto concepto abstracto. Es una persona. Él no está
"allí afuera", en cualquier lado. Hay un fino velo que nos separa de Él.
Él está presente. Lo que obstruye nuestra visión no cambia el hecho de
que Él está allí. Quizá no lo veamos, pero eso no impide que sepamos que
Dios está allí. La auténtica fe tiene otras formas de hacer contacto.
Podemos saber que Él está cuidando de nosotros. Y aunque no lo veamos
físicamente, creemos que pronto llegará el día en que lo veremos.
Dividido en siete capítulos, "Cristianismo Real", como un espejo liso y
brillante, es el fiel reflejo de su inventor. Wilberforce, político
evangélico determinante en la historia del imperio británico, se erigió
en su época como valeroso luchador cristiano que fue en contra de lo
establecido y enarboló las banderas del Rey de reyes. Su visión, sus
ideas y sus juicios evangélicos se extendieron a sus conciudadanos
británicos, y del planeta entero, a través de una corriente dogmática
que él llamó el "cristianismo vital y auténtico".
Habiendo hecho un compromiso con Cristo, debemos entregarnos sin
reservas al servicio de nuestro Rey. Ya no somos nuestros. Ahora
pertenecemos a Cristo. Debemos convertirnos en instrumentos apartados
para honra y gloria de Dios. Este es el principio fundamental que debe
guiar todo lo que hacemos. Cualquiera haya sido la fuerza motivadora de
nuestra vida antes de conocer a Cristo debe ser abandonada o relegada a
un segundo lugar. Debemos someternos al Señorío de Cristo. El lema de la
fe auténtica es: "hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios
10:31).
Modernizada por Beltz, en 2007 tras la producción de la película
"Gracia Asombrosa", basada en la vida de Wilberforce, esta obra en la
actualidad reboza de validez, vigor y utilidad. Según Beltz, pastor
evangélico y reconocido escritor y productor de cine, rejuveneció el
texto original, escrito con el estilo lingüístico de fines del siglo
dieciocho, con la esperanza e intención de que las nuevas generaciones
puedan descubrir la magnífica creación de Wilberforce y el mensaje
eterno que nos entregó en 1797.
Un buen barómetro de la autenticidad de nuestra fe es cómo respondemos a
los ataques de los que nos tratan como si estuvieran sobre nosotros. La
verdadera humildad maneja dicho trato con la gracia. Cuando no tomamos
represalias contra quienes nos ofenden, abrimos la puerta para la
reconciliación con nuestro adversario.
Es otra virtud de la auténtica fe que se valore más el logro moral que
el logro intelectual. Llama a los creyentes a buscar la excelencia moral
más que el conocimiento. Esto contrasta con muchas de las así llamadas
religiones de misterio que conducen a sus seguidores a un supuesto
conocimiento más profundo que se transforma en la fuente de su
salvación.
FE FIDEDIGNA
Según Beltz si usted lee con atención "Cristianismo Real" descubrirá
cómo los conceptos del pecado, el mal y la depravación han sido
suavizados. Encontrará dentro de sus páginas que las creencias
principales del movimiento evangélico real han sido distorsionadas.
Asimismo, le servirá como una prueba de la autenticidad de sus propios
valores espirituales y hallará que el análisis que hizo Wilberforce
acerca de lo que significa tener una fe fidedigna, resuena fuertemente
aun hoy en pleno inicio del siglo veintiuno.
En tiempos como los que estamos viviendo, las ideas de obediencia
radical y abnegación se desvanecen en el trasfondo. Aun cristianos
fieles se hacen blandos y más tolerantes de la decadencia moral del
mundo que los rodea. En general, la mayoría de los hombres y mujeres
piensan poco en los temas relacionados con la fe. Dado que la mayoría de
los cristianos nominales no piensan mucho en la fe ni dedican tiempo a
estudiar la Biblia, no debería sorprendernos que no estén familiarizados
con los principios fundamentales de la auténtica fe cristiana. Solo
aquellos principios o doctrinas que encajan con el tenor de la cultura
son observados como práctica común. Las verdades que están en marcado
contraste con el sistema de la cultura son casi totalmente olvidadas
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