miércoles, 25 de julio de 2012

La Esclavitud.


El que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció.– 2 Pedro 2:19.
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres. – Gálatas 5:1.
Afortunadamente, en casi todo el mundo la esclavitud ya no existe de forma oficial. Pero si bien esas cadenas cayeron, el hombre permanece atado a otras formas de esclavitud. Sin hablar del alcoholismo, la droga y la prostitución, verdaderas calamidades capaces de reducir sus víctimas a la nada, hay muchas formas de alienación que pueden esclavizar a los hombres.

La Biblia menciona como ejemplos el dinero, el orgullo, la vanidad y el sexo, es decir, todo aquello que puede ejercer en nuestra vida un poder tan acaparador que perdemos la libertad para controlar nuestra propia existencia. Es muy paradójico que las sociedades defensoras de la libertad incondicional del ser humano sean precisamente las que proponen la más grande variedad de dependencias y esclavitudes. De hecho, para cada uno de sus habitantes, la tierra es un lugar de esclavitud debido al pecado.

Un poeta del siglo 17 escribió: «Dios hizo la libertad y el hombre ha hecho la esclavitud». El pecado, preséntese bajo la forma que se presente, ¡Sin duda alguna constituye la peor esclavitud! Sólo Jesucristo recibió de parte de Dios el poder para liberarnos. “Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.… Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:34-36). Sí, si usted invoca ahora el nombre de Jesús con confianza, podrá ser liberado. “Librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13).

Fuente:amén-amén

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