lunes, 19 de diciembre de 2011

Nadie dijo que fuera fácil


“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7.
Leía un informe acerca de cómo se obtiene el Oro, y es un proceso realmente largo, si lo comparamos a nuestra vida, no sólo es largo, también es doloroso.
Este informe decía que:
El oro puede encontrarse en estado nativo en forma de pepitas, en el agua del mar o en los barros anódicos del procesado del cobre. Para obtener el metal a partir de los minerales se sigue el siguiente proceso: Se muele el mineral y se arrastra con agua para separar las partículas de oro (más densas) del resto, estas partículas se amalgaman con mercurio y se lava con agua para arrancar las impurezas. Posteriormente se destila el mercurio de la amalgama a 600 ºC y queda oro con riqueza del 70 %. Después se refina por electrólisis o pasando una corriente de cloro por el fundido de oro bruto (obtenido anteriormente con el 70 % de riqueza).
Interesante
Es un proceso. Así también somos nosotros, tu y yo.
Creo que esas personas que  “valen oro”  están en todo lugar del mundo tal como el valioso metal.
Dios les mira con sus ojos soberanos y omnipresentes, los escoge y luego, los lleva al proceso de refinación.
A veces realmente pareciera que estamos siendo “molidos” por la vida, pero la razón es separar lo que no es oro, luego se arrancan las impurezas. Que fascinante… no has sentido acaso que en tiempos de dolor te has convertido en una persona mas pura… ¡seguro que sí!
Para finalizar… el fuego, creo que es la etapa más dolorosa de todas.
Pero el resultado será el estado más puro y más valioso.
Podemos aceptar el trato de Dios con nosotros para refinarnos y convertirnos en los seres valiosos que espera que seamos, o bien, podemos regañar y vivir el resto de nuestros días en amargura sin ver el plan supremo.
Yo prefiero ver el resultado y dejar que su mano cuidadosa me pase por los procesos necesarios. ¡Nadie dijo que fuera fácil! Pero dentro de nosotros hay un “don” y los dones son regalos de Dios, regalos del mismo cielo puestos allí…en lo profundo de nuestro ser.
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros.” 2 Corintios 4:7.

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