Aunque fue escrita por seres humanos en idiomas humanos, la Biblia no
es sólo un libro humano. Es inspirado por Dios. Los escritores fueron
motivados por Dios, y las palabras que escribieron fueron supervisadas
por Dios.
La inspiración de la Biblia puede demostrarse de varias maneras.
Los escritores bíblicos aseguran ser motivados por el Espíritu de Dios
En todas las sagradas Escrituras, los autores aseguran estar bajo la
dirección del Espíritu Santo. David dijo: "El Espíritu de Jehová ha
hablado por mí,y su palabra ha estado en mi lengua" (2 Samuel 23:2).
Pedro, al hablar del Antiguo Testamento en su totalidad dijo: "porque
nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo" (2
Pedro 1:21).
No todos los profetas fueron conocidos como tales. Algunos eran reyes,
como David; sin embargo, él era portavoz de Dios. De hecho, se le llega a
llamar "profeta" (Hechos 2:29-39). Otros eran legisladores, como
Moisés; pero también él fue profeta o vocero de Dios (Deuteronomio
18:18). Algunos escritores bíblicos incluso rechazaron el título de
"profeta", como Amós, quien con ello quiso decir que no era profeta
profesional, a la manera de Samuel y su "escuela de profetas" (1 Samuel
19:20). Sin embargo, aunque Amós no fuera profeta de oficio, ciertamente
era profeta por don de Dios (ver Amós 7:14). Es decir que estaban
siendo utilizados como voceros de Dios.
Tampoco todos los que eran profetas hablaban siempre en primera persona
diciendo "así dice el Señor". Quienes escribieron libros históricos,
como el profeta Jeremías escribió los libros de Reyes, hablaban con un
implícito "así hizo el Señor". Su mensaje era acerca de los hechos más
que de las palabras de Dios para con su pueblo. Sin embargo, todos los
escritores bíblicos fueron canales a través de los cuales Dios
transmitió su mensaje a la humanidad.
Las Escrituras aseguran haber sido inspiradas por Dios.
Además, el apóstol Pabló declaró: "Toda la Escritura es inspirada por
Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17). Jesús describió las
Escrituras como la misma "palabra que sale de la boca de Dios"
(Mateo4:4). Fueron escritas por hombres que hablaron de parte de Dios.
Pablo dijo que sus escritos eran "palabras...que enseña el Espíritu" (1
Corintios 2:13). Como Jesús dijo a los fariseos: "¿Pues cómo David en el
Espíritu le llama 'Señor'?" (Mateo 22:43).
La Biblia afirma haber sido escrita por profetas de Dios
Los autores bíblicos eran servidores de Dios. Se les denomina con
diferentes calificativos que nos informan acerca de su papel en la
producción de las Escrituras: 1) hombre de Dios (1 Reyes 12:22), es
decir quien ha sido elegido por Dios; 2) siervo del Señor (1
Reyes14:18), una indicación de fidelidad a Dios; 3) mensajero del Señor
(Isaías 42:19), es decir, enviado por Dios; 4) vidente (ro'eh) u
observador (hozeh) (Isaías 30:9-10), lo que revela un entendimiento
proveniente de Dios; 5) hombre del Espíritu (Oseas 9:7; Miqueas 3:8), es
decir, quien habla por el Espíritu de Dios; 6) centinela (Ezequiel
3:17), lo que refleja un estado de alerta para con Dios; y 7) profeta
(la denominación más común), es decir, vocero de Dios.
La naturaleza de un profeta bíblico
La naturaleza del profeta bíblico se describe con gran viveza en estos
términos: "Si habla Jehová el Señor, ¿quién no profetizará?” (Amós 3:8).
Es quien dice "todas las cosas que Jehová había dicho a Moisés…" (Éxodo
4:30). Dios dijo a Moisés a propósito de un profeta: "pondré mis
palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare"
(Deuteronomio 18:18). Y agregó: "No añadiréis a la palabra que yo os
mando, ni disminuiréis de ella, par que guardéis los mandamientos de
Jehová vuestro Dios que yo os ordeno” (Deuteronomio 4:2). Jeremías
recibió esta orden: "Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa
del Jehová, y habla a todas las ciudades... todas las palabras que yote
mandéhablarles;no retengas palabra” (Jeremías 26:2). Abreviando, un
profeta era alguien que decía lo que Dios le ordenaba decir, ni más ni
menos.
"Lo que la Biblia dice, Dios lo dice"
Otra forma en que la Biblia asegura ser Palabra de Dios se expresa en
la siguiente fórmula: "Lo que la Biblia dice, Dios lo dice". Esto se
manifiesta en el hecho de que en pasajes del Antiguo Testamento se
asegura que "Dios lo ha dicho" y en cambio cuando el mismo texto es
citado en el Nuevo Testamento se afirma que "las Escrituras" lo dicen.
Algunas veces también es al contrario: en el Antiguo Testamento la
Biblia lo registra, pero en el Nuevo Testamento se declara que Dios lo
dijo. Considere la siguiente comparación:
Lo que Dios dice... la Biblia lo dice
Génesis 12:3 Gálatas 3:8
Éxodo 9:16 Romanos 9:17
Lo que la Biblia dice... Dios lo dice
Génesis 2:24 Mateo 19:4,5
Salmos 2:1 Hechos 4:24,25
Isaías 55:3 Hechos 13:34
Salmos 16:10 Hechos 13:35
Salmos 2:7 Hebreos 1:5
Salmos 97:7 Hebreos1:6
Salmos 104:4 Hebreos 1:7
Salmos 95:7 Hebreos 3:7
En palabras sencillas, inspiración significa "lo que diga la Biblia, lo
dice Dios". Con palabras más precisas: "Lo que la Biblia afirme que es
verdad, es verdad, y lo que la Biblia afirme que es mentira, es
mentira".
Los escritores bíblicos aseguran: "así dice el Señor"
Otra forma en que la Biblia describe su propia inspiración es con
frases como "así dice el Señor" (Isaías 1:11,18; Jeremías 2:3,5), "Dios
dijo" (Génesis 1:3,6), "La palabra del Señor vino a mí" (Jeremías 34:1;
Ezequiel 30:1) u otras similares que aparecen cientos de veces en la
Escritura. Estas expresiones revelan, más allá de toda duda, que el
escritor afirma que su mensaje es la Palabra de Dios misma. De hecho,
por su misma naturaleza los profetas no podían agregar ni eliminar
ninguna de las palabras que Dios hablara a través de ellos.
La Biblia afirma ser la "Palabra de Dios"
En muchas ocasiones la Biblia asegura ser la "Palabra de Dios" con esas
mismas palabras. Jesús dijo a los judíos de su tiempo: "Así por causa
de la tradición anulan ustedes la Palabra de Dios" (Mateo 15:6). Pablo
se refiere a las Escrituras como "ha sido confiada la Palabra de Dios"
(Romanos 3:2), y Pedro declara: "siendo renacidos, no de simiente
corruptible, sino de incorruptible, por la Palabra de Dios que vive y
permanece para siempre" (1 Pedro 1:23). Además, el escritor de Hebreos
afirma: "Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que
toda espada de dos filos" (Hebreos 4:12).
La Biblia asegura tener autoridad divina
Muchas otras palabras o frases utilizadas en la Biblia para describirse
a sí misma conllevan la afirmación de tener autoridad divina. Jesús
dijo que la Biblia es indestructible en el sentido de que nunca perecerá
(ver Mateo 5:17,18); es infalible o "inquebrantable" (ver Juan 10:35);
tiene la autoridad definitiva (Mateo 4:4,10; 5); y es suficiente para la
fe y la práctica (ver Lucas 16:31; 2 Timoteo 3:16-17).
La autoridad divina de las Escrituras se extiende a todo lo que está
escrito (2 Timoteo 3:16); incluso las palabras mismas (ver Mateo 22:43; 1
Corintios 2:13), los tiempos de los verbos y el número de los
sustantivos (ver Mateo 22:32 y Gálatas 3:16), hasta las partes más
pequeñas de las palabras (Mateo 5:17,18). Es decir que aunque la Biblia
no haya sido dictada verbalmente por Dios al hombre, el resultado es tan
perfecto como si hubiera sido así. Porque los autores bíblicos
aseguraron que Dios es la fuente de las palabras de la Escritura, ya que
Él supervisó sobrenaturalmente el proceso mediante el cual el hombre,
usando su propio vocabulario y estilo, registró el mensaje de Dios (2
Pedro 1:20-21).
La Biblia fue escrita con términos humanos
Aunque la Biblia asegura ser la Palabra de Dios también es palabra de
hombres. Asegura ser la comunicación de Dios a los seres humanos con
palabras humanas. Aunque asegura tener una fuente divina, la Biblia es
también un libro totalmente humano.
Primero que nada, cada libro de la Biblia fue obra de un escritor
humano, más de treinta en total, incluyendo a Moisés, Josué, Samuel,
Nehemías, David, Salomón, Isaías, Jeremías, Esdras, Ezequiel, Daniel,
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías,
Hageo, Zacarías, Malaquías, Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Santiago,
Pedro y Judas.
Segundo, la Biblia incluye diferentes estilos literarios, desde la
lúgubre métrica de Lamentaciones hasta la sublime poesía de Isaías,
desde la sencilla gramática de Juan hasta el complejo griego de la carta
a los Hebreos.
Tercero, la Biblia muestra perspectivas humanas: David habló en el
Salmo 23 desde la perspectiva de un pastor; el libro de Reyes está
escrito desde el punto de vista de un profeta; Crónicas, desde un punto
de vista sacerdotal; Hechos manifiesta un interés histórico; y 2 de
Timoteo, el corazón de un pastor. Los escritores hablan desde la
perspectiva del observador cuando hablan de la salida o la puesta del
sol (ver Josué 1:15).
Cuarto, la Biblia revela patrones y procesos de pensamiento humano,
incluyendo el razonamiento humano (como en Romanos) y memoria humana
(ver 1 Corintios 1:14-16).
Quinto, la Biblia revela emociones humanas, tales como la aflicción
expresada acerca de los israelitas (ver Romanos 9:2) o la ira contra los
gálatas (ver Gálatas 3:1).
Sexto, la Biblia revela intereses humanos específicos indicados por su
elección de imágenes: Oseas tenía intereses rurales, Lucas intereses
médicos y Santiago interés en la naturaleza.
Finalmente, algunas veces utiliza fuentes humanas: es posible que Lucas
haya redactado su evangelio apoyándose en otras fuentes escritas (Lucas
1:1-4); el Antiguo Testamento a menudo utilizaba fuentes escritas no
canónicas (cf. Josué 10:13); Pablo citó tres veces a poetas no
cristianos (Hechos 17:28; 1 Corintios 15:33; Tito 1:12); Judas citó
material de libros no canónicos (Judas 9,14). Por supuesto, toda verdad
viene originalmente de Dios, independientemente de su fuente inmediata.
Algunas veces los críticos objetan la humanidad de la Biblia, arguyendo
que: 1) Si la Biblia es un libro humano, debe tener errores, porque
"errar es humano"; por lo tanto, la Biblia debe tener errores. Sin
embargo, la falacia de este razonamiento yace en la suposición errónea
de que "los humanos siempre cometen errores". Un directorio telefónico
perfecto no contiene errores. Cualquiera puede escribir un libro sin
errores. Este es uno: Página uno: "2 + 2 = 4". Página dos: "2 + 3 = 5".
Si simples humanos pueden escribir libros sin errores, ¿cuánto más
podrán hacer quienes están bajo el cuidado especial y providencial de
Dios, quien los preserva contra todo error (como aseguran los autores de
la Escritura acerca de sí mismos)? De hecho, así como Jesús fue divino y
humano, pero sin pecado (Hebreos 4:15; 2 Corintios 5:21), igualmente la
Biblia tiene una dimensión divina y humana, pero sin errores (Mateo
22:29; Juan 17:17).
¿Cómo puede Dios producir un libro perfecto a través de instrumentos
humanos imperfectos? ¡Igual que se puede trazar una línea recta con una
vara torcida! Jesús dijo a sus discípulos: "cuando venga el Espíritu de
la verdad, él os guiará a toda la verdad" (Juan 16:13). Por tanto, las
Escrituras producidas por hombres de Dios, con la guía del Espíritu
Santo, son la Palabra de Dios misma.
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